domingo, 26 de mayo de 2013

Luis Pavón: in memoriam

Ha muerto en Cuba Luis Pavón antiguo comisario cultural de triste memoria y recuerdo que en el 2007 escribí sobre aquél amago de protesta conocido como la Guerrita de los Emails en días en los que se rumoraba que el Comandante llevaba tiempo muerto. Qué tiempos aquellos. 

Una oscura protesta me convida (contra Luis Pavón)

Lento es el mulo. Su misión no siente (…) Paso es el paso del mulo en el abismo"    
(José Lezama Lima).


Al parecer, los intelectuales cubanos se han levantado en armas. Es una metáfora, por supuesto. Desde Martí para acá los intelectuales cubanos han tenido buen cuidado en que su relación con las armas sea estrictamente metafórica. Desde el experimento martiano, armas han sido las plumas, los bolígrafos, las máquinas de escribir, las computadoras, en fin, nada que exceda en poder mortífero a una presilladora.

Uno los entiende porque luego de que al apóstol lo pusieran fuera de combate en su primer ídem, a nuestros intelectuales se les deben haber quitado las ganas de tomarse la lucha armada con demasiada literalidad. Pues decía que buena parte de lo más granado de la UNEAC (como se sabe, los que no son de la UNEAC, o no son intelectuales o no existen) se ha alzado computadoras en ristre en las densas selvas de internet. Han levantado la voz, como no lo hacían desde que en el Coppelia vendían 25 sabores de helados. (La correspondencia entre la disminución de los sabores de helado y la de los deseos de levantar la voz de nuestros intelectuales, es un tema digno de analizar en futuras investigaciones).

Durante las décadas que duró el llamado quinquenio gris, el instinto de conservación parecía haber anulado el de conversación, para no hablar del de protesta. Y no se puede decir que durante todos estos años las autoridades de la Isla no hayan dado motivos de queja a los intelectuales, pero estos, tras años de entrenamiento zen, no se habían dejado provocar justo hasta la aparición durante cinco minutos en la televisión cubana del ex presidente del Consejo Nacional de Cultura, Luis Pavón.

¿Quién es ese Luis Pavón cuyos cinco minutos de gloria televisiva han bastado para desencadenar tan inusual repulsa entre nuestros aguerridos (pero serenos) intelectuales?, preguntarán algunos.

Pavón fue un oscuro teniente, director de la revista Verde Olivo (órgano de las Fuerzas Armadas), que en el quinquenio gris (como su nombre indica, fue negro) ascendiera a presidente del Consejo Nacional de Cultura. Desde ese puesto, persiguió todo lo perseguible en el campo de la cultura: bastaba que un escritor se hiciera la raya del pelo del lado equivocado para que terminara cargando cajas en algún almacén.

Teniendo en cuenta que muchos intelectuales cubanos cuando se refieren al mencionado quinquenio gris (no confundir con los noventa, "la década de los apagones", cuando ya el gris no se notaba a causa de la oscuridad) hablan de "pequeños problemas resultado de las lógicas contradicciones del proceso revolucionario", uno puede pensar que los rebeldes de ahora tienen muy poco de qué quejarse. Pero la reciente vehemencia de nuestros intelectuales permite suponer que se trata de algo más que de una reacción contra cinco de los últimos 48 años.

Uno empieza a sospechar que han descubierto que el oscuro teniente es, en realidad, el subcomandante Luis Pavón, siguiendo la fórmula zapatista de que donde manda subcomandante no manda comandante.

Así, el subcomandante Pavón vendría a ser la eminencia gris del poder en Cuba desde 1959, el que desde la sombra sería el instigador de cuanta "lógica contradicción" haya aparecido en el último medio siglo. De esta forma, se le podría achacar no sólo la marginación de Lezama Lima y Virgilio Piñera, o la imposición del realismo socialista y los muñequitos rusos, sino hasta los exilios de Mañach o Cabrera Infante, las UMAP, los encarcelamientos de Raúl Rivero y María Elena Cruz Varela, la marginación de Antonio José Ponte, la elevación del transporte público al rango de leyenda urbana y la brutal censura que ha sufrido en las últimas décadas la gastronomía criolla.

De ser así, el subcomandante Pavón se ha valido de sus maléficas artes no sólo para controlar el país y provocar desastre tras desastre, sino para conseguir que estos le fueran achacados una y otra vez al otro Comandante, quien últimamente, cuando sale a la luz pública, lo hace con un mono Adidas y la mirada perdida en lontananza, que es por donde casi siempre aparece el enemigo.

Un sólo error habría cometido el subcomandante Pavón y es haberse convertido en una figura pública en el quinquenio gris, y, de paso, en el personaje más odiado en el bar de la UNEAC y alrededores. Aun así debemos ser comprensivos con este error, porque ¿a quién no le gusta tener su quinquenio de fama, aunque sea gris? Pavón aprendió la lección y desde aquel momento de (mala) fama decidió proseguir su maquiavélica labor desde las sombras.

Mucho ha cambiado la situación desde entonces. Buena parte de los intelectuales marginados durante los años de gloria de Pavón volvieron a la luz en los años noventa. Cierto que ese regreso fue un tanto oscurecido por los apagones de aquellos años, provocados sin duda por Pavón para opacar la rehabilitación de sus víctimas, que no obstante comenzaron a recibir premios y algún que otro viajecito, aunque fuera a Venezuela.

A partir de ahí se convirtió en firme tradición que cuando a los rehabilitados les preguntaran por el "quinquenio gris" cambiaran de tema (el uso de la pena de muerte en Texas, por ejemplo) o dijeran que no era para tanto, que aquellas persecuciones eran sólo un mito inventado por el enemigo.

Pero ha bastado que Pavón apareciera cinco minutos en pantalla enseñando sus medallitas para que nuestros ex represaliados intelectuales reaccionaran como si hubieran visto a la rubia de Atracción fatal salir de la bañadera cuchillo en mano. Una rubia capaz de arrebatarles la amplia libertad (de desplazamiento) de que ahora disfrutan, y volverlos a poner a cargar cajas en un almacén. Si dura habrá sido la estiba hace 35 años, más dura será ya entrados en la tercera edad.

Entonces, resulta natural que nuestros escritores se hayan lanzado al monte cibernético pidiendo justicia contra represiones que algunos llaman "errores" y otros las comparen con el Holocausto. En lo que todos parecen estar de acuerdo es que la protesta debe estar dirigida contra el subcomandante Pavón y nunca contra el Comandante Adidas. Y hay una lógica en eso: si se han indignado tanto por los cinco minutos del subcomandante Pavón, ¿acudirán a un método más radical por los millones de minutos que el Comandante Adidas ha consumido frente a las cámaras de televisión?

Hay críticos de esta reciente rebeldía que afirman que nuestros intelectuales se guían por el sabio principio de meterse con la cadena y dejar al mono tranquilo. Personalmente, no veo nada de malo en luchar contra las cadenas, nada más liberador. Afortunadamente, nuestros intelectuales no han seguido el ejemplo de la multitud de madrileños que ante la restauración del rey Fernando VII gritaba: "¡Vivan las cadenas!". No, nuestros rebeldes de hoy, mucho más ilustrados, andan gritando: "¡Mueran las cadenas!", para acto seguido dar vivas al mono, lo cual parece el perfecto equilibrio entre rebeldía y cautela.

Mucho más atrevidos en ese sentido se muestran aquellos que hablan mal del mono tomando como única medida de precaución mudarse a otro país. Pienso en aquellos que en Cuba encubrían su oposicionismo ultraclandestino con enérgicos vivas al mono y ahora se desgañitan pidiendo su muerte, lo que, dado su actual estado (de congelación), viene a ser una redundancia.

Incluso, algunos de los observadores políticos de Miami han llegado más lejos al decir que la protesta está orquestada por el mismísimo mono, con el objetivo de confundir a todos y, de paso, darle material de estudio a los observadores políticos de Miami. Eso no es de extrañar si se tiene en cuenta que el día que aparezca un vídeo del Comandante Adidas en el reparto bocarriba, declararán que el Comandante no está muerto, sino que se trata de una de sus tantas estratagemas para engañar al exilio e inducirlo al alcoholismo.

Y es que los expertos políticos en Miami tienen un coeficiente de inteligencia que alcanza la altísima cifra de 200 puntos, en total, a razón de dos puntos por cabeza, los mismos que dan en el test de inteligencia por escribir el nombre correctamente.

De cualquier forma, recomiendo a nuestros intelectuales en la Isla que se tomen las cosas con calma. Si se fijan, la aparición del subcomandante Pavón coincide con la desaparición del Comandante Adidas, y eso no debe ser casual.

Sospecho que el Comandante, hastiado de la agobiante presión de estar siempre dando la cara, ha adoptado la misma estrategia del subcomandante Pavón, pero en sentido contrario. Desde su oscura (y fría) condición actual, el Comandante se sentirá con las manos libres (es un decir) para hacer lo que siempre soñó: dar libertad y prosperidad a su pueblo. Lo que no consiguió desde la tribuna, lo alcanzará desde su nevera favorita. Y eso no lo podrá impedir el subcomandante Pavón con sus aviesas maniobras, enredado como está en el vértigo mediático en que se encuentra.

Más que preocupados, nuestros intelectuales deberían estar eufóricos si piensan que finalmente tendrán la oportunidad de pensar y escribir libremente. Ahora sólo les queda por delante un único (e intimidante) obstáculo: la falta de costumbre. Aunque suene extraño, hay cierta lógica en que el deshielo cubano comience desde un congelador.



Post Data: Luego de terminar este artículo ha aparecido en el periódico Granma una declaración de la UNEAC, en la cual se resuelve, de una vez y por todas, la principal preocupación de los intelectuales cubanos: si van a tener que ir a cargar cajas en un almacén por ser homosexuales. Para despejar las dudas en la declaración se dice que "la política cultural martiana, antidogmática, creadora y participativa, de Fidel y Raúl, fundada con Palabras a los intelectuales, es irreversible".

Esto, traducido, viene a actualizar la famosa frase del Comandante en sus Palabras a los intelectuales: "contra la cadena, algo; contra el mono, nada". Al parecer, se elimina totalmente la posibilidad que se use mano de obra intelectual para trabajar en los almacenes, sobre todo teniendo en cuenta que trabajar en un almacén en estos tiempos es mucho más rentable que escribir novelas para consumo nacional.

A los intelectuales de la UNEAC les estarán reservados trabajos mucho más dignos y para los que están mejor calificados, como el de hacer declaraciones como esta de Miguel Barnet: "La polémica no debe trascender a otras latitudes ni ser caldo de cultivo para quienes no quieren a la revolución cubana. Los que estamos aquí y hemos vivido estos años, somos los indicados para lavar nuestros trapos sean cuáles sean". Eso por si alguien tenía dudas de que lavar trapos sucios es mucho más elevado y espiritual que cargar cajas.

Lo que sí quedó bien claro fue que los intelectuales cubanos no se prestarían a los perversos planes de los agentes enemigos, que interviniendo en la polémica querían anexar la UNEAC al PEN Club de Nueva York. No obstante, quedan algunas interrogantes, como por ejemplo: ¿qué pasará con aquellos intelectuales de la Isla que al calor de la polémica expresaron puntos de vista peligrosamente cercanos a los de los agentes enemigos? ¿Se puede entender de esta declaración que la UNEAC ha tomado el control del país (y de la nevera) y determina quién trabaja en un almacén y quién no?

Y la más importante: Cuando Miguelito Barnet y el resto de la comparsa de los componedores de batea comiencen a lavar los trapos sucios, ¿a quién le pedirán el detergente? ¿a los agentes enemigos?

3 comentarios:

ZV dijo...

Te apoyo, Enrique. Yo siempre fui ultraclandestinamente opuesta, y como dices ahora redundo en solicitar su muerte.

Anónimo dijo...

Como decía aquella conguita escuelalcámpica, le damos cepillo le damos fá, y no se le quita la conchiná. Sé que son periódicos viejos, pero la declaración final de Barnet casi me hace devolver el almuerzo. Desde esa lógica, deberían todos los unequeros (la Uneac y la UNeca se distinguen solo en el material de los ladrillos conque trasiegan) abstenerse de criticar el capitalismo, y los que nacieron después de la revolu, de criticar a Batista, a Hitler y a Nerón.

Anónimo dijo...

Me encantó el comentario de ZV, que, por supuesto, no es la ZV que todos pensamos por aquello de "ultraclandestinamente opuesta", pero es de gozar. A lo mejor ZV no es "la" que pensamos sino "el" que lo escribió. Tus posts son de cagarse de risa pero hay cada comentarios como para "recortarlos y guardarlos", placer del que nos ha privado Internet.